Él sabía que sus primeras veces habían sido un desastre, que el egoísmo de sus parejas y su falta de entusiasmo para realizar sus deseos más íntimos y profundos la habían hecho una mujer rebosante de fantasías por cumplir, y como siempre se proponía cambiarlo todo, como si fuera dueño del tiempo y pudiera retroceder para cambiar el curso de la historia.
Una nota y un paquete esperaban en su casillero aquella mañana, extrañada tomó la nota y la leyó detenidamente con creciente sorpresa y una sonrisa aflorando en sus pequeños labios pintados de rojo; "Feliz cumpleaños gatita, hoy va a ser un día de lo más interesante para ti. No puedo evitar sonreír mientras escribo estas líneas y más aun pensando en lo que te espera. Quiero que tomes lo que hay en el paquete y que te lo pongas para hacer de este día algo memorable..."
La chica tuvo que releer aquella nota varias veces para entender que de nuevo jugaba con su mente ocultándole lo que se proponía, aprovechándose de la incertidumbre para hacer con ella lo que le daba la gana. No sería fácil, pero ella confiaba en Él y en su capacidad para asombrarla y meterse en su mente ocupándolo todo, como si sus palabras y sus gestos fueran capaces de mover los hilos de su voluntad y obtener siempre lo que se proponía. Con una sonrisa terminó de secar su piel húmeda tras la ducha y comenzó a vestirse con la ropa que Él había dejado para ella. Era un misterio como había logrado entrar en un vestuario femenino para dejar en su taquilla todo aquello sin haber armado un alboroto, un misterio más en su larga cuenta.
Tras abrir el paquete lo primero que pudo comprobar fue que entre la ropa y otras "cosas" que había en su interior, no había lugar para ninguna braguita, tanga, ni cualquier otra pieza de ropa interior lo cual hizo que frunciera el ceño imaginando lo avergonzante que sería salir a la calle sin nada, expuesta, sabiendo que cualquiera que le mirara (y vaya si la mirarían...) vería todo con su visión de rayos x. Con un suspiro se dejó llevar con tal de disfrutar su regalo que aunque estaba poniéndola nerviosa por retar a su personalidad retraída y a su instinto de pasar desapercibida también estaba convirtiéndose en una euforia lenta pero segura que descendía desde su pecho hasta sus rincones más íntimos.
Se sentó en el banco y lentamente acarició sus piernas mientras las negras y sedosas medias se deslizaban por su pálida piel y una risilla feliz e infantil escapó de sus labios cuando comprobó el gatito que las adornaba. Tras ajustar el liguero que las acompañaba a su cintura y a sus nuevas medias tomó el vestido y se lo puso no sin cierta dosis de vergüenza al comprobar como le caía ante el espejo. Era lo suficientemente corto como para que las medias y las ligas se vieran, demasiado transparente como para que invitara a dejar que la imaginación de todo aquel que la viera se desbocara como un potro salvaje y sabía que lo suficientemente accesible para que sus manos la volvieran loca aprovechándose de su sexo desnudo que aquellas alturas ya comenzaba a palpitar por culpa de sus perversas maquinaciones.
Cuando sacó los zapatos y los vio, una pequeña exclamación de indignación salió de su boca -¡Pero bueno! ¿Tacones? Me quiere matar... ¡eso si no lo cojo yo antes! -Con un suspiro se los calzó lentamente y se puso en pie tentando el suelo con ellos y se giró para observar la imagen que el espejo le devolvía. Allí estaba ella... completamente vestida de negro con su pelo rojo brillando contra el oscuro contraste junto con sus labios color granate y su piel pálida. El espejo le devolvía la imagen que el quería de ella... la imagen de su niña, de su ninfa, de su muñeca pálida vestida para la ocasión. No pudo evitar esbozar una sonrisa sabiendo que sería el objeto de su complacencia desde el momento en que sus ojos se posaran sobre su cuerpo haciéndola ruborizarse.
Volvió a su taquilla y recogió la mochila con sus cosas tomando el paquete para guardarlo en ella, sin embargo al hacerlo algo cayó sobre el banco rodando con un tintineo. Se agachó rápidamente para evitar que cayera al suelo y lo tomó en sus manos examinándolo unos segundos sin entender muy bien que era hasta que cayó en la cuenta, lo que hizo que su cara cambiara y su corazón diera un vuelco. Tenía en sus manos una pequeña joya anal con otra pequeña nota pegada a ella; "No es la colita que me gustaría que llevaras, pero se que si hubiese pretendido hacerte ir por la calle con un plug tan vistoso no te hubieras movido del vestuario y hubiera tenido que ir a buscarte yo mismo... Póntelo y disfruta el camino de vuelta a casa" -arrugó la nota de papel indignada y la tiró a la papelera más cercana mientras volvía a examinar la joya, el tono de su pequeña nota era lo que la mosqueaba, de nuevo demostrando que sabía exactamente como se sentía, ese tono pretencioso y malvado con el que la empujaba a hacer cosas vergonzosas... ese tono firme y divertido que odiaba y al mismo tiempo empapaba su coño contrariándola con el disfrute. Suspiró y bajó la mirada derrotada, no podía decirle que no, era incapaz, se había tomado muchísimas molestias y aun no sabía ni la mitad de lo que le tenía preparado...
Se metió en el baño más próximo y subiendo un poco el vestido se acomodó mirando la joya un instante. Estaba fría al tacto... era brillante, metálica y su forma y la joya que decoraban el extremo circular eran bonitas en aquel tono rojo sangre, pero sin duda el extremo más amenazador fue la punta cónica redondeada que tendría que introducir lentamente en su pequeño y poco entrenado ano... Con un bufido de frustración dejo de torturarse y dijo -Me las pagará... no se como pero me las pagará... -Metió la joya en su boca y la lamió para lubricarla antes de llevarla entre sus nalgas. Un grito de excitación y sorpresa escapó de sus labios -Ahhhh, joder...-estaba fría al tacto con su piel, pero el verdadero escalofrío había sido de excitación al rozar su coño empapado por la excitación de verse allí cumpliendo con todos sus deseos, apunto de meter un pequeño juguete anal en su culo con las piernas separadas, la espalda flexionada, mirando el suelo con la frente apoyada en la puerta del minúsculo habitáculo. Lubricado por aquella excitación tan sorprendentemente abundante lo empezó a mover en círculos sobre su culo cerrando los ojos, sintiendo la excitación del momento que anticipaba a introducir algo en el. Empujo. Empujó lentamente y sintió como su ano cedía mientras su mente se llenaba de la imagen de Él y sus dedos y su lengua jugando sobre su pequeño agujerito.
Todo había terminado, antes de que pudiera darse cuenta, abrazada a la puerta de aquel vulgar retrete jadeando, sintiendo como su coño palpitaba pidiendo guerra, deseando meter sus manos entre sus piernas para introducir sus dedos hasta lo más hondo de su empapada carne... no obstante había una orden explicita en mayusculas al final de la nota que rezaba un "NI SE TE OCURRA MASTURBARTE, que tengas un divertido camino de vuelta" que ahora cobraba sentido y que hizo desear morderle muy fuerte con uno de aquellos bocados a traición que tanto odiaba. Recogió el resto de sus cosas y salió del edificio maldiciendo en silencio lo difícil que era andar apretando su cuerpo para evitar que aquella dichosa joya saliera de su cuerpo. Por fortuna solo eran unos pocos metros hasta la parada del autobús que la dejaría en la puerta de su apartamento. Aun quedaban unos minutos para que el autobús llegase así que se dispuso a sentarse cuando se vio interrumpida por un mensaje en su teléfono. Más instrucciones... "No te sientes sobre la falda... sino sobre tu piel... sobre la joya. Juega a moverte discretamente sobre el asiento :)" -como si su maldito Dueño fuese un vidente o estuviera espiándola de alguna forma. Obedeció y sintió como la joya se movía en su interior y como su coño se contraía y palpitaba con aquel reajuste. Reprimió un gemido de placer y obedeció para sentir aquella extraña e incomoda sensación en su interior que al mismo tiempo la excitaba.
Por fin llegó el autobús, se subió en el y buscó un asiento solo para maldecir su suerte pues en aquella hora estaba de bote en bote. De pie agarrada a una de las barras cogió su móvil dispuesta a mandarle un mensaje, sin embargo se le había adelantado una vez más "A estas alturas tienes que estar completamente desesperada por llegar a casa y probablemente además de muy cachonda y mojada estarás deseando morderme... Es una pena que vaya a amordazarte y a follarte nada más entres por la puerta :)" Un bufido de consternación escapó de sus labios mientras lo amenazaba con miradas de odio en emoticonos. Guardó el móvil contando mentalmente las paradas que le quedaban hasta llegar a casa e intento centrarse y disfrutar de las sensaciones, de la inquietud, de saberse un juguete en sus manos y comenzó a notar como su coñito volvía a palpitar, y como su humedad se marcaba entre sus muslos haciéndose notar. Pero la tortura llegó a su fin y se bajó del autobús notando como el pequeño salto hacía que la joya pugnase por salir de su interior obligándola a apretarla y a introducirla con su voluntad y su esfínter reteniéndola de nuevo en su sitio.
Subió en el ascensor mientras agitaba su pie nerviosa, empezaba a sentirse realmente incómoda de haber estado aguantando el plug durante el trayecto. Por fin salió del ascensor y caminó los pocos metros que le separaban de Él, sacó las llaves y abrió la puerta del apartamento presa de nervios y excitación a partes iguales. Y allí en el salón le esperaba Él... vestido con sus acostumbrados vaqueros y esa camisa negra que le caía tan bien con su sonrisa de lobo dibujada en su rostro y la cena iluminada por las velas. Se acercó hacia Él dispuesta a decirle todo lo que había pasado por su mente solo para caer de rodillas anulada en cuanto el la cogió del pelo y tiró con fuerza y tomándola de la barbilla y de las mejillas con una sola de sus manos la besó lenta y deliciosamente, desarmando todos los pensamientos de frustración que había desencadenado aquel juego en su mente, relajándola y haciéndola suspirar entregada -Es hora de cenar... Ve al baño, saca el plug, aséate y siéntate a la mesa... Feliz cumpleaños gatita...-dijo con aquella voz suave y ese tono de control tan odiosamente atractivo. La noche solo acababa de comenzar...