Imágenes al azar.

miércoles, 4 de febrero de 2015

El poder de Dominar y ser dominado

Me gusta mi piel de cordero, mi voz suave, esa parte de mi que movida por la empatía mantiene las aguas encauzadas y que al mismo tiempo tiene el poder de convertirlas en una corriente descontrolada y arrolladora de sangre hirviendo sobre la piel, de respiraciones erráticas y ansias de un poco más profundo y un poco más fuerte.

Adoro la tensión previa y el tira y afloja que precede a las sesiones... Eso también demuestra poder y en él no interceden más que los méritos propios para hacerte con la mente y el cuerpo de la sumisa. Y es que el poder no te lo da el atrezzo de un traje o de unos utensilios, ni hay cuerdas tan fuertes como las miradas o los susurros, susurros tranquilos y excitantes de amenazadoras intenciones contra la piel, erizándola en toda su extensión o las manos reteniendo las muñecas de la presa mientras sientes la fuerza incontrolable de dominarla y su indefensión contra tus dientes.

El poder es esa droga de doble dirección que retroalimenta la Dominación y la sumisión convirtiendo a dos personas en las piezas de una perfección que no se alcanza ni se siente con todo el mundo ni de la misma manera. El Amo siente una concentración y una sensación intensa de ansiedad que deja salir a través de sus manos, la sumisa soporta los embistes de unas olas que la moldean y desnudan de toda sensación física y emocional, como si se desligara de todas sus ataduras convirtiéndose en placer y gozo, en obediencia y en entrega.

El tiempo de ella para jugar con Él había terminado, la provocación en plena calle, los susurros al oído en aquel sitio público donde se sentía a salvo, sus pequeñas manos causando estragos, excitación, gruñidos y miradas ardientes con promesas de castigos en cuanto llegaran a casa.

Ahora las sonrisas pertenecían a Él, a su boca, a sus dientes asomando con ansias de marcar su piel, empequeñeciéndola con una mirada ardiente y un pulso firme mientras la sentaba sobre la silla de su escritorio y la empujaba con la bota para rodar unos metros fuera de su alcance.

Lentamente y con un pulso firme y seguro desabotonó su camisa sin dejar de mirarla mientras veía como se mordía los labios inconscientemente y sentía como su sexo comenzaba a derretirse humedeciéndose bajo sus inocentes braguitas.

Extrajo el cinturón y recogiéndolo con calma  avanzó enfundado solo en sus vaqueros, la tomó del cuello y la besó profundamente bebiendo de los suspiros de una respiración contenida desatada de forma explosiva contra aquellos labios que adoraba.

La cogió del pelo y la hizo caminar con un gemido y una expresión sublime mezcla de dolor y placer, apoyándola contra las literas cerradas con los pechos apretados contra la fría superficie tan erizados que dolían pidiendo a gritos sus cálidas y fuertes manos recorrerlos.

Alzó sus manos y estas abrazaron el soporte metálico de la litera superior. Notó sus manos azotando sus muslos para separar ambas piernas. Y allí con todo su cuerpo expuesto, tembloroso de frío y de excitación permanecía quieta y tranquila, excitada y agitada al mismo tiempo a la espera de su castigo.

El cinturón surcó el aire e impactó contra su culo una vez dejando aquella quemazón tan deseable y el silencio que la precedía. -Cuenta todo lo que puedas... Vas a perder la noción del tiempo y de los azotes que te de esta noche... Voy a volverte loca...-susurró Él con aquella voz tan terrible como gloriosa que la hacía estremecer de arriba a abajo.

El cinturón calentó y marcó su piel en surcos anchos y rojizos mientras la cuenta se hacía cada vez más entrecortada y entremezclada de suspiros y gemidos. El problema realmente serio vino cuando sus manos tomaron el relevo y mientras con una la azotaba arañando su piel con la otra se perdía en el interior de su sexo inundado de placer nublando su razón y su juicio en aras del placer y el dolor confuso y absoluto de sus manos.

El tiempo fluye distinto en ellas, como si sus poderes controlaran su relativo transcurrir tan bien como las emociones y sensaciones sobre su cuerpo. Los brazos cansados fueron devueltos a su posición natural contra su pecho, donde sentía que pertenecía, exangue, derrotada, conquistada, sumisa y obediente como una muñeca con el corazón y el alma puestas a sus pies.

Y tras un breve receso para hidratar la garganta seca y tranquilizar el cuerpo sin dejar de acariciar su húmedo sexo la sesión continuará por el tiempo necesario y con el rumbo que desee su caprichosa voluntad hasta cumplir su palabra de romperla en mil pedazos y recomponerla contra su pecho satisfecha, especial y única hasta que el sueño se lleve las dos conciencias y deje sus cuerpos yaciendo agotados y entrelazados.


martes, 3 de febrero de 2015

~Little girl and Big Bad Wolf~

Estos pequeños textos son los primeros que me nacen escribir desde hace un tiempo... Es un intento de exhalar un hálito de inspiración para unas pequeñas manos de artista que bajo mi insistencia un poco densa accedieron a regalarme la ilusión por un dibujo suyo... Muchísimas gracias bonita!

Te planteo varias escenas que me suscita tu idea y dejo a tu elección aceptarlas o tomar de ellas lo que creas adecuado... independientemente de ello espero mucho que disfrutes mis torpes pero sentidas letras ^_^

-Escena 1

Poco queda por decir que no haya dicho de la dulce y tierna inocencia de la niña que ama al lobo,. Ese lobo oscuro de mirada ardiente que protege la desnudez de caperucita, escondiéndola de vientos hirientes que no dejan cortes en su dura piel, oculta entre sus patas, derramando con su lúbrica lengua el néctar de su lujuria palpitado desde su corazón hasta su boca pervirtiendo la inocencia en la íntima fiereza de su posesividad animal.

-Escena 2

La niña hundió sus pequeñas manos entre el denso pelaje de su rostro y apoyando su pequeña frente sobre la testa del animal lo besó volviendo su oscuridad blanca y pura como su piel. Congelados en aquel momento donde el lobo ronroneaba con los ojos cerrados, aquel gigantesco ser arrullaba el pecho de la niña que lo miraba tranquila con una sonrisa mientras mecía sus dedos en las densas marejadas de suave pelaje. 

-Escena 3

Ella siempre fue la niña tímida y silencios, pero en su interior yacía un espíritu libre que solo desde que se subió a su gigantesco lomo cabalgó libre sabiéndose de aquellas garras y aquellas fauces, con los ojos brillantes del viento azotando su rostro y la piel pintada como una criatura salvaje mojando su pelaje de lágrimas y excitación.

-Escena 4

La niña que no temía a la bestia salvaje y la bestia salvaje humanizada por su inocencia, dos contradicciones encontradas que reflejan la paz más absoluta enroscados en un ovillo durmiendo al calor de sus corazones entrelazados en un mundo hostil cubierto por un manto de estrellas protectoras, comprensivas admiradas de su extraño amor.


¿Un poco de música para inspirar también puede ayudar?