Imágenes al azar.

sábado, 26 de octubre de 2013

Historias Prohibidas #002

El Domingo transcurría apático como de costumbre hasta que recibí su llamada -Nos vamos al parque, estoy allí en 20 min, no lleves bragas.

Ahí estaba El para sacarme de mi monotonía, para hacerme sentir, nerviosa, ilusionada, excitada. Me apresuré a cumplir sus órdenes veloz.


Con su vestido azul escotado logró salirse con la suya, me entraron ganas de arrancárselo y violarla en el rellano sin entrar en casa.

Apreté mis manos contra sus muslos mientras la besaba, comprobando su obediencia en su sexo húmedo y desnudo.

Deslicé en su interior aquel juguetito, enseñando el mando con una sonrisa perversa que hizo que su labio inferior temblara de deseo.

Cogimos el bus, ella con la mirada agachada, avergonzada, excitada y rodeada de gente, el cómo si fuera navidad mientras la hacía vibrar.

Sentía mi clítoris pulsar mientras juntaba las piernas a un susurro contundente de el mordiéndome los labios con escaso disimulo.


Aquel cosquilleo cesó quedando un eco cada vez más débil. Llevada por su firme mano confusa,  me di cuenta que ya habíamos llegado.

Mareada y extasiada, con las mejillas enrojecidas y temblorosa tomé tierra junto a su cuerpo sobre una manta, deseando que me utilizará.

Al cuestionable refugio de la vegetación del parque, guió su mano a mi pelo para bajar mi boca hacia su regazo. No hacían falta palabras.

Me lancé a devorar su deliciosa polla alzando mi mirada sumisa, atrevida, sintiendo los estragos en sus ojos de mi lengua rodeando su glande

Ante su implacable esfuerzo por hacerle estallar de placer tiró de su melena y le dio una "caricia" en forma de bofetada. Se había excedido.

Sujeta de las muñecas, empapada de vicio y morbo sus piernas y su sexo se abrieron desobedientes a su control, al servicio del Amo.

En vano intentó demostrarle esa rebeldía inútil que el devoraba con su titánica fuerza doblegándola y haciéndola entregarse a su lujuria. 


Sus sentidos enturbiados por el deseo no les dejaron ver a su alrededor a los pobres mortales que soñaban lo que Él tenía.

El éxtasis iba in crescendo, inmovilizada contra su Amo se entregó a un orgasmo duro y ansioso gimiendo su orgasmo a su oído.

Y al mismo tiempo Él se corrió apretando su cuerpo contra ella para recompensar su obediencia con su cálida esencia.


Las pobres almas en pena se fueron retirando y solos cubiertos por la manta reposaron sumidos en la más absoluta de las satisfacciones.

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