Imágenes al azar.

lunes, 28 de octubre de 2013

Historias Prohibidas #003.

La mujer había sellado inocentemente aquel pacto con sangre y el pergamino se convirtió en cenizas. Había perdido su voluntad y no lo sabía.

El acudió a su desesperada llamada, portando la tormenta a su alrededor mientras la lluvia calaba el cuerpo de la mujer marcando sus curvas.

Un rostro se dibujada en una densa cortina de agua se aproximó a ella. Aquella sonrisa y aquellos ojos parecían burlarse de ella.

Su pulso se aceleró y comenzó a respirar superficialmente. Cuando aquel ser se materializó frente a ella alargando su mano se desmayó.

Juraría que antes de perder el conocimiento aquel demonio la cogió en sus brazos. Se encontraba desnuda sobre la fría piedra de un altar.

El papel pintado de la realidad sugería un templo en ruinas en un bosque, pero tras los bordes ajados y levantaos se veía el infierno.

El diablo comenzó a tocar su cuerpo. Sus manos ardientes encendieron su piel y mojaron su sexo en cuestión de segundos. Le miró desafiante.

Este rió y tomó su mejilla con desdén y una sonrisa divertida -Mis víctimas no suelen tener tu carácter, estoy seguro de que me divertirás.

7 habitaciones bastaban para derrumbar sus voluntades, y un millar de manos la transportaban de una a otra tocando y castigando su cuerpo.

En la primera habitación castigó su cuerpo a golpe de látigo atada en cruz, un guiño a su fe de juguete que ningún valor tenía allí.

Lagrimas y rabia en la 2da, privada de su vista de su habla fue follada por el diablo con su cola y miembro mientras suplicaba en silencio.

En la tercera ya era una muñeca obediente, el le había susurrado que sería su esclava, suya lo que el deseara. Allí nunca faltaba trabajo.

Habitación tras habitación su voluntad se quebró, su cuerpo se transformó, su humanidad se perdió. Ahora era la zorra de su poderoso Amo.

Se había convertido en su sierva y algo de su esencia había penetrado en ella junto con su cálida leche inundándola, ya no era humana.

Ella le miró con gratitud y adoración y lamió su enorme polla mientras este acariciaba su mejilla sonriendo satisfecho -Eres mi mejor obra.

777 es la marca de este demonio, su deseo era que hasta el infinito aquella mujer fuera su reina, la princesa de las succubus.

La esencia de incontables hombres y mujeres sería absorbida por aquellos labios que ahora ya no destilaban inocencia, solo lujuria.

Y su Amo y Señor más poderoso dejaría su reino subterráneo algún día para derrocar el patético gobierno de los cielos.

Angeles caerían seducidos a sus pies postrados, sin voluntad para vivir, de todas ellas la mejor, aquella humana. 




1 comentario:

  1. Es uno de los mejores relatos de todo el blog, me parece magnífico, increíblemente erótico y hermoso.

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