Imágenes al azar.

lunes, 16 de mayo de 2011

De un relato con alto contenido erotico-festivo.

Príncipe y gatita casi levitaban por los pasillos de veloces que iban, su paso apresurado era síntoma de una urgencia y un deseo fruto quizás no tanto de las copas que habían tomado durante la fiesta de palacio, sino quizás mas bien motivada por uno de los últimos bailes que habían disfrutado causando un revuelo de impresión entre los asistentes. Acababa de sonar una canción que ellos habían transformado en una danza cargada de un erotismo y un atrevimiento que había barrido la pista de baile dejándolos como el centro de atención de todas las miradas. Ella se había dejado llevar en las manos seguras y firmes de el y éste no había escatimado esfuerzos en acariciar cada centímetro de sus preciosas y firmes piernas mientras apretaba su cuerpo contra el de él casi sosteniéndola en el aire, tal era la pasión y la química que su figura desataba en la mente del gato, que honestamente creía que era preciosa aunque ella se esforzara por negarlo tontamente.

Entraron en el pasillo donde se hallaban sus aposentos y fueron derribando tapices y armaduras sin compasión mientras luchaban por llevar la voz cantante en una apasionada batalla de besos, risas y lascivas caricias por debajo de sus ropas, que maltrataban el mobiliario y los oídos de los invitados más recatados que ya estuvieran intentando dormir. Con una apresurada vuelta de llave para abrir y una aun más veloz vuelta de llave para cerrar la puerta, Principe se transformó en gato humano ante los ojos de gatita, que sin tiempo de reacción para hacer lo mismo, se vio atrapada en las veloces y ávidas zarpas de su Amo, el cual rasgó sus vestiduras exponiendo su desnudez en un abrir y cerrar de ojos sin darle a ella tiempo siquiera para decir “atún”

El gato se relamió los labios mirando de arriba a abajo su cuerpo desnudo y sintió el calorcito que desprendían ya sus muslos y el inequívoco brillo que el placer delataba en su húmedo coñito. Sonriendo de lado como sólo un gato chulo y pendenciero puede hacer, la tomó en sus brazos con fuerza y delicadeza al mismo tiempo, y besándola lenta pero decididamente, caminó con andares lentos entregado a una concienzuda degustación de su lengua y sus labios otorgándole toda su saliva entre gemidos de placer por aquel néctar que bebían ambos. Así cayeron en la cama casi a cámara lenta, perdiéndose en miradas profundas y apasionadas que los hacían vibrar de deseo y pasión con una fuerza nunca antes experimentada. Ella se transformó en gata humana con un esfuerzo notable por los jadeos que salían de sus labios, cuando los besos de él bajaban por su cuello y su lengua lamía con presteza y picardía sus pezones, tomándolos con sus labios y endureciéndolos para morderlos y succionarlos casi deseando que aquella fuera una forma de alimentar su vida.

El cuerpo de ella se erizaba de placer ante aquellas caricias tan seguras que hacían que su espalda se arqueara siguiendo su boca cuando sentía siquiera que se despegaba un centímetro de su cuerpo. El cuerpo de él ardía con un fuego que se agolpaba en su polla con una dureza y un deseo que se derramaba por su glande en forma de gotas de dulce semen que ella se lanzó a lamer como si no hubiera nada más especial en el mundo. Principe cerró los ojos al sentir sus lentas lamidas sobre su glande, ronroneando y suspirando por la sensibilidad de la situación donde recibía sus caricias. Aquella lenta mamada se transformó en un momento cuando él tomándola del pelo con firmeza tiró de ella para que le mirara desde abajo, haciéndola sentir no dolor, sino más bien un vuelco en el corazón, una ansiedad profunda que crecía y la desbordaba al saberse en sus manos. -Quieres que te folle la boquita gatita? Si... lo veo en tus ojos... -dijo el gato con una sonrisa divertida y su habitual muestra de chulería gatuna. Ante aquella mirada de deseo y necesidad de que hiciera lo que él decía, Principe aflojó su presión al acercar sus labios a los de ella para lamer su propio flujo de labios de ella acariciando su lengua mientras sus cuerpos se apretaban y se dejaban a sentir humedad y dureza unidas a través de sus respectivas caderas frotándose en círculos motivados por el deseo.

Tras retirar sus labios de ella con esfuerzo, ella se arrodilló sobre sus patas traseras y se apoyó sobre sus manos mientras el tomándola del pelo, comenzaba a mover sus caderas entrando y saliendo de su boca. Desde aquella postura Principe no perdía detalle de la larga y preciosa espalda de su locura hecha mujer, acarició su piel saliendo de su boca para que dedicara lamidas a sus huevos y estirándose un poco aun llegó para acariciar su culito con un dedo mojado de su saliva. Aquella postura y aquella situación hacía que el culito de ella ardiera de deseo y se acomodara a las caricias que él la ofrecía, sin embargo no pudo demorarse mucho con sus juegos, ya que la lengua de ella con sus intensas caricias estuvo a punto de hacer que estallara en su boca y su cara por lo que la tuvo que apartar casi tirándola sobre las almohadas para cerrando los ojos respirar unos segundos y dejar que escapara aquel culmen al que no deseaba llegar tan pronto.

Se perdió entonces en sus piernas con una sonrisa que la hizo estremecerse de arriba a abajo, el podría correrse una sola vez, pero no podía decir lo mismo de ella, iba a arrancar con su lengua y sus dedos cada gota de su éxtasis haciéndola correrse cuanto hiciera falta hasta que se arrodillara a sus pies pidiéndole que la follara como la gata puta que era. Principe escupió sobre su coñito retirándose para admirar con lascivia como su saliva se derramaba sobre su clítoris y se deslizaba con lentitud por los labios de su hinchado y húmedo coñito, como las contracciones de la entrada de este tomaban parte de ella y el resto seguía deslizándose hacia su culito para perderse por completo, pero antes de que esto sucediera ya estaba su lengua allí dentro recuperando lo que era suyo y lamiendo hacia arriba tomando lo que había permanecido impregnado en sus labios y su clítoris. Sus oídos se llenaban con los gemidos de ella haciéndolo sentir en el cielo, pues su placer era sin duda el suyo propio, no tardó en conseguir que se corriera mientras su lengua se alojaba dentro de su coñito, siguiendo con su cuerpo los movimientos del de ella en sus espasmos de placer que la hacían casi levitar por encima del colchón y su cara recibía aquellos jugos dulces y calientes dejándolo húmedo de su placer.

Cuando su cuerpo comenzaba a calmarse de las sacudidas el se tumbó a su lado y con una sonrisa húmeda le dijo -Lame lo que me has dado, ahora viene la mejor parte puta... -dijo pasando su lengua por los labios de ella. Sintiendo como ella lamía cada centímetro de su piel no tardó en ponerla sobre la almohada con el culito alzado ofreciéndole por completo la vista y sus dos agujeritos que el penetró con sus dedos y su lengua nuevamente haciéndole sentir la necesidad de sentirse llena con su dura y caliente polla. Y sin miramientos entró con una nada sorprendente facilidad dentro de su coñito haciéndola gemir larga y altamente. El se apretó contra su culito y sintió como sus huevos se humedecían con su mojado sexo, gimiendo al sentir las contracciones de su coñito que comprimían su polla. Lentamente comenzó a cobrar velocidad, sus manos acariciando su espalda y tirando de su pelo para alzarla haciendo retroceder su cuerpo para que se clavara su polla una y otra vez, marcando un ritmo enloquecido, creando una sinfonía armonizada entre el choque de sus embestidas contra su culo, sus huevos mojados contra su clitoris, las palmadas que le dedicaba él con fuerza y que llenaban el ambiente con secos e imprevistos chasquidos que hacían que ella gimiera alta y desgarradóramente de placer mientras la piel de su culito se enrojecía y temblaba.

Agarrándose a sus caderas continuó sus embestidas concentrado en el placer de ellas y sintiendo como el suyo propio crecían enlazándose entre sí. Sus gemidos y sus cuerpos acompasados anunciaban un final no muy tardío, y así sucedió cuando las manos de el la acercaron contra su pecho abrazándola sin salir de dentro de el mientras gemía a su oido -Me.... me voy a correr puta... ahhhhhhhhhhh siiiiiiiiiiii...... correte con tu Amo, quiero que estalles conmigooo.... -dijo entre gemidos notando como llegaba el orgasmo de ella casi al instante y saliendo de dentro por la desbordante fuerza con la que lo hizo. Notó como sus fluidos se derramaban sobre su húmeda y palpitante polla y acercándose a duras penas a sus pechos estalló corriéndose en abundancia sobre ellos, sobre su cuello y hasta sobre la cara de ella con los labios entreabiertos por el placer que la hacía temblar de arriba a abajo. Casi desfallecido tuvo que tumbarse sobre el vientre de ella para recuperar el aire en cortas y rápidas respiraciones. Su cuerpo fue normalizando y subió con lentitud y una sonrisa satisfecha lamiendo cada gota de su corrida para besarla luego lentamente compartiendo con ella el fruto de su triunfo.

Cayeron abrazados minutos después, sin fuerzas ni siquiera para comentar el increíble momento que acababan de compartir, pero sabiendo en sus corazones que había sido una increíble primera vez. Ella se abrazó a su pecho rodeándola con su pequeño cuerpo, casi perdiéndose en su piel, con la misma sonrisa en los labios que el exhibía mientras con los ojos cerrados acariciaba su pelo y su espalda satisfecho. Por la mañana lamentarían que aquellas vacaciones terminaran, pero sin duda no tardarían en compartir nuevas sesiones de lujuria, ternura y pasión donde quisieran y cuando quisieran...

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